Concejalía de Igualdad de Oportunidades.
Ayuntamiento de Granada.
------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
La Plataforma 8 de marzo, prosigue con las tareas preparatorias
del día internacional de las mujeres, el próximo miércoles 8 de marzo; cuyo
acto central es la manifestación que comenzará a las 19 horas en plaza
Mariana Pineda, continuando por Puerta Real, calle Reyes Católicos, hasta
finalizar en plaza Nueva.
Las tres comisiones de trabajo creadas al efecto: de
manifiesto, de diseño de cartel y de contenido de acto, se han reunido
cada una de ellas en varias ocasiones para perfilar las propuestas
respectivas que se quieren someter a la consideración del plenario de
ésta Plataforma.
Por ello se os convoca el próximo lunes día 13 de febrero a
las 18 horas en el Centro Europeo de las Mujeres Mariana Pineda, sito en
calle Águila número 19, para tratar las propuestas, que bajo el lema
"Autonomía personal. Tu derecho" constituyen el programa de actos del 8 de
marzo de 2006.
Ésta Plataforma está abiertas a la incorporación de todas las
personas interesadas que lo deseen, pertenecientes a asociaciones de
mujeres y entidades ciudadanas comprometidas con la igualdad de
oportunidades entre mujeres y hombres, por lo que os animo a la difusión de
ésta convocatoria. Dada la importancia de la reunión espero contar con
vuestra asistencia.
Granada 7 de febrero de 2006
Fdo. Ana López Andújar
Delegada de Igualdad de Oportunidades
--------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
PROPUESTA DE MANIFIESTO:
AUTONOMIA PERSONAL, TU DERECHO
El cuidado de personas dependientes no es un fenómeno nuevo; siempre ha
existido un grupo de población que ha necesitado, en mayor o menor medida,
la ayuda de otras personas para el desarrollo de su vida cotidiana. Este
apoyo se ha suministrado, de manera especial, por la familia y, dentro de
ella, por nosotras, las mujeres.
Actualmente, el envejecimiento de la población y las transformaciones de
los modelos de familia ha agudizado el problema; la vida se prolonga, pero
también se prolongan los años en estado de dependencia, y las mujeres
estamos cada vez más solas: la familia extensa, en la que hermanas, primas,
tías se ayudaban unas a otras está desapareciendo; los miembros de la
familia se dispersan por motivos de trabajo; en el entorno urbano, las
distancias hacen que las redes informales, compuestas por familiares, pero
también por personas amigas y allegadas, sean muy difíciles de mantener.
No sólo estamos más solas las mujeres, sino enormemente sobrecargadas,
puesto que, aunque nos hemos incorporado a la vida social, económica,
cultural y política, no parece que se haya producido la necesaria
revolución en el seno de la familia, poniendo en cuestión los papeles
tradicionales en la pareja y aceptando una distribución no sexista en el
reparto del trabajo.
El contrato social implícito sigue atribuyendo a las mujeres el ámbito de
lo privado y a los hombres el de lo público. En este modelo patriarcal, el
trabajo de las mujeres es el doméstico, el reproductivo, y tienen la
obligación de procurar bienestar emocional y afectivo a la familia; es un
trabajo no remunerado y sin apenas reconocimiento social. Los hombres, por
su parte, realizan el trabajo socialmente valorado, el productivo,
preocupándose exclusivamente del bienestar económico.
Las mujeres hemos logrado incorporarnos al espacio de lo público y al
trabajo productivo, pero los hombres, en su mayoría, no se sienten
responsables directos del ámbito de los privado, y, por tanto, consideran
que los cuidados, tanto a niños como a personas adultas dependientes
corresponden, "como siempre ha sido", a las mujeres.
Los datos recogidos en el año 2004 por el IMSERSO son muy ilustrativos: en
España existen cerca de dos millones de hogares en los que se atiende a
personas dependientes, entre personas ancianas y personas menores de 60
años con algún tipo de discapacidad.
Los cuidados de estas personas recaen en las mujeres en un 83,6% de los
casos. Este trabajo invisible y poco reconocido tiene un efecto muy
negativo para las mujeres cuidadoras: el 55% declara tener problemas de
salud y un 10% ni siquiera tiene tiempo para ir al médico. Su calidad de
vida se ve claramente mermada: reducción del tiempo de ocio, pérdida de
planes de futuro, imposibilidad de un trabajo remunerado fuera de casa,
limitación del tiempo para cuidar a otros y a sí misma. Es claramente una
situación discriminatoria e incompatible con el derecho de las mujeres a la
salud, el empleo y la vida personal.
Actualmente, el exiguo Estado de Bienestar que se disfruta en España se
apoya sobre el modelo tradicional de familia y la perpetuación del papel de
la mujer como cuidadora; por ello, se considera que las mujeres deben ser
apoyadas por el estado para realizar su tarea.
Sin embargo, es imprescindible que se dé un impulso al Estado del Bienestar
en otro sentido, como forma de empoderamiento de las mujeres, fortaleciendo
los servicios sociales y creando un Sistema Público de Apoyo a la
Dependencia. En este modelo, se reconoce al individuo en situación de
dependencia como un sujeto de derechos y de ayudas (económicas y sociales)
por el simple hecho de ser ciudadano con una necesidades sociales.
El 23 de diciembre de 2005 el Consejo de Ministros aprobó el Anteproyecto
de Ley de Promoción de la Autonomía Personal y Atención a las Personas
Dependientes. Es una avance que se vaya concretando la protección por
dependencia, pero no será un verdadero paso adelante si no se modifican
algunos de sus terminos:
· Es necesaria una dotación presupuestaria adecuada, superior a la
estimación actual.
· Se deben contemplar más servicios públicos: el número de plazas en
residencias y centros de día previstos son a todas luces insuficientes
· No debe ser preferente el sistema de cuidadores familiares con una
ayuda y alta en Seguridad Social, puesto que perpetuará en el papel de
las mujeres como proveedoras de cuidados. El apoyo a cuidadoras debe
existir, pero como un sistema completario, con ayuda a domicilio, más
centros de día, estancias temporales en residencias, y ayudas para
adaptación de la vivienda.
· No debe ser financiado a tercios (un tercio el Estado, un tercio las
Comunidades autónomas y un tercio los usuarios), puesto que esto
perjudicará a las personas más desfavorecidas.
Por todo ello, REIVINDICAMOS
· La visibilización del trabajo de cuidado mediante estudios en
profundidad que tengan en cuenta la perspectiva de género.
· La profundización en los cambios culturales que acabe con los papeles
desiguales atribuidos a los sexos: las mujeres desarrollando tareas
domésticas, reproductivas, no valoradas socialmente, y los varones, en
el espacio de lo público, llevando a cabo trabajos productivos, más
visibles y valorados.
· La creación de un Sistema Público de Atención a la Dependencia con
determinadas características:
· debe ser un servicio para las personas dependientes como sujetos
de un derecho individual, similar al de la educación, la sanidad
o las pensiones.
· debe ofrecer prestaciones preferentemente de servicios públicos,
sociales, o sociosanitarios, cuya cartera debe incluir:
teleasistencia para la dependencia leve; ayuda a domicilio,
viviendas tuteladas y centros de día, para la dependencia
moderada; residencias asistidas para la dependencia severa.
· debe ser financiado por las administraciones locales,
autonómicas y estatales, mediante el desarrollo del modelo de
Plan Concertado de Servicios Sociales, donde los usuarios
aporten según sus rentas, garantizando siempre el acceso de las
personas sin recursos.
En definitiva, hay acabar con esta situación insostenible en que la calidad
de vida de unas personas depende del sacrificio de la vida de otras; es
urgente que esta tarea se reparta socialmente, creando los servicios
necesarios para ello, con ayuda a domicilio, centros de día o residencias
asistidas, no con "ayudas" a las más sacrificadas de las familias para que
se sigan sacrificando.